En Tamaulipas, una región del norte del país marcada por la violencia, la inseguridad y diversas problemáticas sociales, el número de adolescentes involucrados en delitos del fuero federal como delincuencia organizada, portación de armas de uso exclusivo del Ejército, tráfico de drogas o personas, ha ido en aumento. Muchos de estos jóvenes provienen de contextos de pobreza, desintegración familiar, abandono escolar o violencia estructural.
A pesar de que la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes establece principios de reintegración social y respeto a los derechos humanos, en muchos casos se observa una falta de programas efectivos de atención técnica y científica, así como una débil implementación de medidas de reparación del daño a las víctimas, que es un elemento clave en todo proceso de justicia restaurativa.

Violencia estructural y entornos inseguros
Muchas comunidades, especialmente en estados como Tamaulipas, están marcadas por la presencia de crimen organizado, violencia armada y conflictos territoriales.
Esta situación normaliza la violencia en el entorno cotidiano del adolescente y lo expone al reclutamiento forzado o voluntario por parte de grupos delictivos.
Desigualdad social y pobreza
La falta de oportunidades educativas, laborales y culturales, especialmente en comunidades marginadas, empuja a los adolescentes a buscar alternativas económicas inmediatas.
En muchos casos, esto los lleva a participar en actividades ilícitas como el narcotráfico, el robo, o el contrabando, siendo víctimas y victimarios al mismo tiempo.

Disfunción o abandono familiar
La falta de vínculos familiares sólidos, la ausencia de figuras parentales, el abandono, o la violencia intrafamiliar, son factores comunes en los adolescentes que delinquen.
Estos adolescentes buscan reconocimiento, pertenencia o protección en grupos delictivos que suplen la ausencia emocional del hogar.

Fracaso o abandono escolar
• El abandono temprano de la escuela es otra causa crítica. Sin acceso a educación ni formación técnica, el adolescente queda expuesto a un futuro sin oportunidades formales.
• En algunos casos, los centros educativos carecen de recursos, seguridad o atención psicosocial que permita identificar a tiempo los riesgos.

Consumo de sustancias adictivas
Muchos adolescentes en conflicto con la ley presentan antecedentes de consumo de alcohol, tabaco o drogas desde edades tempranas.
El uso de estas sustancias puede ser tanto una causa como una consecuencia del entorno delictivo o del estrés emocional en sus vidas.
Falta de acceso a justicia especializada
A pesar de la existencia del sistema especializado, muchos adolescentes enfrentan procesos penales sin una defensa adecuada ni acompañamiento psicológico o social.
En zonas como el norte del país, la falta de instituciones especializadas y personal capacitado agrava su situación.
Influencia cultural y mediática
La glorificación del narcotráfico, la vida delictiva o la violencia en redes sociales, series o música puede influir negativamente en la percepción del éxito, poder y respeto, distorsionando los valores del adolescente
Reclutamiento por el crimen organizado
• En estados fronterizos, muchos adolescentes son reclutados como “halcones”, transportistas o sicarios, ya que se les considera más fáciles de manipular y con menores consecuencias penales.
• Este fenómeno es especialmente grave, ya que los convierte en víctimas directas de explotación criminal.

Ausencia de programas de prevención eficaces
La escasez de políticas públicas enfocadas en la prevención integral, con acompañamiento familiar, escolar y comunitario, deja a muchos adolescentes sin opciones viables para desarrollarse positivamente.
